Mazars Covid 19- Finanzas Corporativas Motivos para ser optimistas

La llegada del hasta hace tres meses desconocido coronavirus, o COVID19, está poniendo a prueba la solidez de la economía mundial, así como su sistema.

Tanto grandes multinacionales como medianas y pequeñas empresas se han visto obligadas a frenar en seco su producción, dejando en el aire miles de puestos de trabajo y lo que esto supone. Una ralentización en el consumo de los hogares puede hacer peligrar las perspectivas de crecimiento si no se toman las medidas adecuadas.

Esta situación afectará a las fusiones y adquisiciones, pero no de forma lineal. Tras un 2019 en el que tanto el número de operaciones como su volumen habían disminuido, se preveía
un 2020 positivo en cuanto a las perspectivas de transacciones entre compañías. Sin embargo, la llegada del COVID-19 pone en duda esa perspectiva. De este modo, es interesante entender cuáles son los principales factores que pueden hacer que la tendencia positiva en el mundo del M&A  continúe.

Para la solución a la crisis que se generará, es  vital que las medidas aportadas tanto por los gobiernos como por los bancos centrales ayuden a revitalizar las economías, que van a estar paradas cerca de un mes con un relanzamiento posterior de varias semanas. Las medidas adoptadas deben ser lo suficientemente consistentes como para que las empresas, más allá de sufrir el contratiempo, no se ahoguen. Esto pasa por rebajas fiscales temporales,  financiamiento público y privado, diferimiento de pagos y ayudas para poder mantener a los empleados. Sean cual sean las medidas, los factores intrínsecos que potencian el sector de las fusiones y adquisiciones harán que la actividad en el mercado no se frene en exceso. La reactivación de las operaciones corporativas vendrá marcada por dos tipos de incentivos:

 Incentivos empresariales

Como comprobamos en la mayoría de nuestras reuniones y según datos del Instituto Nacional de Estadística de España, unos trescientos mil empresarios tienen más de 55 años, momento idóneo para diseñar y ejecutar una estrategia de sucesión que no siempre está bien definida. En estos casos, realizar una transacción (entrada de inversor por ampliación de capital, venta a un tercero, venta entre socios, compra apalancada  financiada por terceros (LBO), compra por parte del equipo directivo (MBO), etc., puede ser una opción idónea para los intereses empresariales de los accionistas.

Los retos que se plantean a medio plazo en algunos sectores como sanidad, farmacéutico o distribución, enfocados hacia una atención más personalizada y digital, hará que pequeñas y medianas empresas opten por continuar su negocio integrándose en otra compañía más potente y con mayores recursos. Es posible que la situación actual dote a ciertos sectores -capaces de ofrecer servicios vía telemática- de mayor atractivo para actores con interés inversor en el mercado de las fusiones y adquisiciones.

Por otro lado, la gestión de la crisis del COVID-19 está demostrando a muchos accionistas que cualquier evento no anticipado puede poner en riesgo las rentabilidades esperadas del negocio. En un estudio sectorial realizado por Mazars, podemos apreciar que los efectos de esta crisis pueden ser muy dispares en función del sector. Ocio, viajes o industria sufrirán caídas importantes en su actividad en el corto plazo, por lo que deberán recurrir a asesoramiento en optimización de negocio, reestructuración, búsqueda de financiación o acceso a ayudas autonómicas, estatales y europeas. Sin embargo, sectores como sanidad o alimentación, o compañías con alta digitalización, mantendrán mejor sus cuentas de explotación, por lo que podrán invertir en empresas de su sector para ganar cuota y acceder a nuevos mercados.

 Incentivos de inversión

Los fondos de capital de riesgo han levantado capital y a finales de 2019 ya contaban con cerca de 5.000 millones de euros para su gestión. Dichos fondos se encuentran en fase de inversión, por lo que deberán acometer compras al corto plazo.

Adicionalmente, los bancos centrales mantendrán unos bajos tipos de interés tras la crisis generada, para facilitar que las economías puedan recuperar niveles anteriores de PIB y crecimiento.

La inyección de capital en los fondos por parte de los LPs, las mejoras en determinadas empresas y sectores tras la crisis, y la liquidez inyectada por los bancos centrales a tipos bajos forman la tormenta perfecta para potenciar adquisiciones. Ya sea por parte de fondos o de otras empresas.

En resumen, podemos decir que hay algunos motivos para el optimismo. Y que, para lograr cerrar con éxito operaciones corporativas, especialmente en la difícil situación actual, las compañías deben estar muy bien preparadas.

Los empresarios deberán ser capaces de formar un equipo con un enfoque multidisciplinario, que tenga en cuenta los diferentes aspectos fiscales, financieros, mercantiles o de mercado que van a tener relevancia tras superar el COVID-19.